Piensa lo que vas a decir, foco, la energía sigue al pensamiento, prepara tu discurso, escoge la dirección, gradúa la intensidad, elige el modo, pero cuando lo vayas a decir, apaga tu mente y conecta tu corazón, escucha-te, siente, las palabras que salgan entonces serán muy distintas, estarán vivas, y ellas solas encontrarán su camino. No se instalaran en las mentes, sino que abrirán corazones, un entendimiento mayor, porque cuando abres los corazones, no hay nada que entender, todo está más que claro, y se dibujan sonrisas, en ojos, cara, alma y pies.
Nuria Moreno
Asesora de Comunciación
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