¿Qué hacen bien, qué pueden mejorar y cómo? fue lo que la periodista me preguntó y de eso trata este artículo, de eso y de lo que los medios han dicho que no he dicho.
Tigres tigres, leones leones, todos quieren ser los campeones. ¿Realmente os parece que un debate político es una cuestión de ganadores y perdedores?
Quiero empezar mi análisis por este planteamiento porque hay algo que me ha sorprendido en los debates del debate, y es la insistencia de algunos en animar al espectador a observar quién da más caña a quién, cómo se pelean y quién de todos es el ganador, como si esto fuera sinónimo de algún tipo de liderazgo. Me sorprende. Por supuesto es una opción válida, pertenecemos a una cultura donde la intensidad es sinónimo de vida y diversión, y en muchos medios se fomenta una comunicación adrenalítica, pero personalmente me interesa ver cuáles son las posturas de los que nos representan ante tan diversas y complejas temáticas como las que tenemos encima de la mesa, así como conocer en la mayor medida posible cuáles son sus programas y cuán fidedigna me resulta su defensa, y no, cómo se atacan o defienden los unos de los otros. Y sobre todo, en lo que no tengo ningún interés es en un debate donde todos se hablen encima, se interrumpan o se insulten.
El bipartidismo ya pasó, Gott sei Dank, aquellos terribles cara a cara que incomprensiblemente algún candidato bastante desubicado aún anhelaba hace apenas unos días, y que consistían básicamente en un a de reproches que ya habíamos escuchado hasta la saciedad, ya pasó. Descanse en paz. Por fortuna, pero también por evolución, porque más voces han logrado llegar a un micrófono, ser escuchadas y representadas, y esto implica desarrollar la capacidad de diálogo, de consenso, de escucha y en definitiva, una mayor democracia, o dicho de otro modo, una democracia más madura, y también una nueva forma de comunicar, o dicho de otro modo, una forma de comunicar más madura. El bipartidismo por contra y más con tan elevados índices de corrupción como teníamos en ambos bandos, era una democracia, sí, pero bastante débil, tan débil como el ánimo con el que íbamos a votar, nada que ver con lo que ocurre ahora.
Y por eso creo que es importante definir en primer lugar ¿cuál es el enfoque? ¿qué es lo que queremos? ¿un espectáculo o ver cómo los candidatos defienden sus proyectos? En una España de pactos y coaliciones, donde ya no cabe la posibilidad de un solo ganador, creo que deberíamos estar hablando más bien de lo segundo, y en ese caso lo que tendríamos que analizar es la capacidad comunicativa de los candidatos, la claridad en la exposición de su programa, la capacidad de llegar a las personas, la de consenso y la de mantenerse firme a la hora de contrastar desavenencias. Nadie los quiere blandos, pero de ahí al insulto fácil… no hay necesidad.
ALBERT RIVERA
Acción y emoción. Energía y vitalidad, Rivera es una persona con muchísimo impulso, con muchísimo arrojo, directo, valiente. Se ve en su cuerpo, se ve en su frontalidad, se ve en su mirada y se ve en su voz. Esto significa que cualquier proyecto que ponga en marcha va a tener fuerza y dirección. Es una inyección de energía a cualquier iniciativa. Si a esto le añades emoción, ya tienes el cóctel perfecto, movilizador. El foco por una parte y la capacidad de llegar y conectar por otra. Acción y emoción son la base imprescindible para ser un buen líder y un buen comunicador. Y Rivera lo es. ¿Pero eso es todo? Veamos como estas dos cualidades juegan simultáneamente a su favor y en su contra.
Como un arma de doble filo, nuestras mayores virtudes se convierten en cuestión de instantes en nuestro peor defecto, así la dirección, la agilidad y la rapidez con que Rivera gana con facilidad la palabra, el protagonismo y la atención, se convierten en su peor aliado cuando en vez de ganar la palabra, se la roba, cayendo en la interrupción constante que muestra que no es capaz de contenerse.
Rivera no se frena. Su agitación interior le lleva por delante y empieza a interrumpir sin ton ni son. Atropella y se atropella. Falta al respeto y por consiguiente el respeto le falta a él, que lo pierde, hasta caer en lo más bajo, el insulto. No fue capaz de contener su impulso y su emoción, y esto es lo que tendría que practicar, ser capaz de mostrar contención, reposo, sosiego. Demostrarnos que está al mando de sus emociones y no a su servicio. Si faltas al respeto el respeto te falta a ti, y con esto Rivera se dejó llevar, perdió los papeles y bajó el nivel del discurso y del debate en general. Aunque no fue el único. También fue lo que se pidió de él y a lo que muchos le animaron. En mi opinión, contraproducente.
Otra cosa bastante penosa fue la entrega de la tesis, una actuación que nos lleva otra vez al mundo del show. Para quien quiera una espectáculo está muy bien, en este sentido Rivera nos dio bastante juego con todos sus artefactos. A mí en parte me gustó. Todo lo que sea visual es una herramienta muy efectiva, ahí de nuevo, tiene mucho que ver con él, pues su mapa mental es visual y por tanto sus recursos comunicativos son visuales también. En la era de la tecnología, las redes sociales y la vida digital, Rivera resulta muy moderno, mediático y eficaz, tal y como es él. Con lo del libro, sin embargo, se volvió a pasar, y cayó de picado en el meme y en la parodia. Un recurso que no le aportó nada más que sarcasmo y todo lo que puso de manifiesto fueron sus sabidas rencillas personales contra Sánchez. Innecesario. Inadecuado. Contraproducente. Cuando utilizamos estas herramientas tenemos que considerar a favor de quién cuentan y si tienen sentido, porque en este caso le desfavoreció. Se trata de mostrar la capacidad de pactar, de la que él tanto alardea, no la de crear discordia y mostrar su rechazo personal, cayendo para colmo en el ridículo.
En su favor quiero decir que personalmente me gustó mucho el último minuto de oro, el primero no, porque se dirigió a quienes lo pasan mal, perdiendo toda credibilidad y cayendo de nuevo en la parodia. C´s no es el partido de los que lo pasan mal, ni de ida, ni de vuelta, ni los que lo pasan mal votan a C´s ni a C´s les importa mucho los que lo pasan mal, pero luego en los minutos de oro ponen ahí todo su foco, es muy raro, muy poco coherente. No se por qué se empeñan en construir minutos de oro con este objetivo que no va con su política. No obstante, en el minuto de oro del último debate lo bordó, y exhibió algunos recursos de oratoria muy eficaces para conectar y llega a la audiencia al contar quién es, dando datos sobre sus padres, su origen, su hija. Este es un recurso que no todo el mundo está dispuesto a utilizar y que genera muchísimo interés, conexión, implicación y compromiso. La persona elevada, se apea, el personaje en la distancia se hace de carne y hueso, uno más y como todos los demás, y se da a conocer en lo personal. Es un énfasis que refuerza la identidad, que siempre buscamos proteger, especialmente cuando hablamos en público. Y el efecto que tiene es que nos lleva inmediatamente al aquí y al ahora, y además al “nosotros”, tiene muchísima fuerza como grupo, como equipo, como alianza, como nación y esto si está en coherencia con uno de los puntos principales de su programa. Rivera quiere representar esto, la familia, los españoles, lo que nos une, la España unida. Ahí sí que se da en cuerpo y alma. Para finalizar, remata con un slogan positivo y vencedor que lleva a la acción y mira al futuro, ¡Vamos! Muy en coherencia de nuevo con quién es y cómo es, ¡le pega! ¡Me gusta!
Ahora bien, de ahí a que el medio que me entrevistó pusiera como título que Rivera fuera el mejor comunicador, dista mucho de lo que yo dije. No lo fue. No hay ganadores ni vencidos. Hay cosas que hacen bien y hay cosas que pueden hacer mejor. Y en términos generales podemos decir que estamos hablando de 4 buenos comunicadores y que han elevado el discurso y mucho con respecto a apenas un par de años atrás.
PABLO CASADO
En principio Casado se mostró muy sereno y confiado. Relajado y con una amplia y bonita sonrisa, parecía que quisiera transmitir cercanía y seguridad, pero no lo conseguía. ¿Por qué? Analicémoslo.
Pablo Casado es otro buen comunicador. Reúne todas las cualidades básicas que todo líder y todo comunicador tiene que tener, conecta con las ideas, conecta con las personas y tiene foco y dirección. Esto a la hora de hablar, desborda estructura y concreción, y no solo en lo verbal, en lo corporal también. Casado tiene planta, su postura erguida y estable genera presencia, las piernas rectas y pies al frente bien apoyados denotan estabilidad. Todo va bien. Frontal, abierto, Casado da la cara, se expone con naturalidad, y para colmo sonríe, ¿qué más se puede pedir? Es el candidato perfecto, ¡el valor seguro! Y sin embargo… por mucho que pida el voto “con humildad”, a Casado precisamente esto es lo que más le hace falta, un poquito de humildad y también de autenticidad. Veamos por qué.
Al igual que Rivera, la virtud por exceso se hace defecto. La sonrisa, Casado. No se puede sonreír todo el tiempo. No casa. En línea con el discurso tradicional del PP, Pablo Casado no paró de lanzar improperios a Sánchez, pero eso sí, acompañados de su permanente sonrisa. “Sonrisa” no casa con “Permanente”, la sonrisa es puntual, y si no es auténtica, automáticamente pierde credibilidad. No hay nada menos auténtico, que una sonrisa falsa. Se ve a la legua y crea distancia. Con esto Casado está perdiendo las cualidades que tiene per natura: la naturalidad y la cercanía. Y como todo exceso, la confianza que con ella quiere transferir se convierte en lo contrario. No te lo crees.
Foto: día después ("los resultados han sido malos").
Otra virtud que convierte en defecto es el uso de los datos. Los datos aportan concreción, veracidad, fuerza y convicción. Es lo que nos permite convencer sin necesidad de persuadir. El problema es que casado aporta demasiados datos y estos no son para destacar claves convincentes de su programa, sino para devaluar al adversario. Falla en la cantidad y falla en para qué, por tanto. Tantos datos y tan rápido tienen un efecto metralleta. Su objetivo no es construir, sino derribar. No tenemos posibilidad del acceder a la información pero sí a la sensación de que hay algo exagerado y nos quedamos aturdidos con un efecto apabullante. Sensación que queda confirmada rápidamente: muchos datos muy exagerados y medias verdades. Es una pena porque la concreción tiene la cualidad de generar seguridad y Casado con este uso consigue lo contrario. Siendo que además demostró tener una memoria y agilidad extraordinarias. Pero de nada sirve, si no te lo crees. Para que pudiera volver a tener este efecto debería aportar solo 2 datos, máximo 3, y sería mucho más efectivo en positivo, sobre su programa, y no negativos y sobre su adversario, porque ya llueve sobre mojado y el votante indeciso tiene 0 interés en esto. Ha puesto el foco en donde menos le convenía.
Otra cosa en la que se excede Casado es en su propio exceso de confianza en sí mismo. Cuando dice "soy el único”, ni siquiera está siendo realista, no es el único, es solo uno más, cuando dice “soy el mejor”, está cayendo en la prepotencia, no es el mejor, además ni siquiera es una cuestión de ser bueno, esto es caer en un lugar común que nada aporta. Caer en la prepotencia siempre es nocivo porque cuando nos colocamos en un lugar muy alto, siempre va a haber alguien que automáticamente nos va baje de nuestro endiosamiento. La prepotencia, la perfección, siempre juegan en contra, da igual lo buenos que seamos. Quizá alguno políticos piensen que tienen que decir que son el único y le mejor para convencer a su audiencia, como si fuera tonta perdida la audiencia. Pero no es así, conseguirían mucho más con un poco de honestidad y de humildad, es decir, de reconocimiento de sus errores. Porque entonces seríamos que están dispuesto a corregir algo. En este sentido el PP es ciego, y de los dos ojos. Y me niego a suscribir la coletilla de que todos los políticos son iguales. No, los políticos ni son iguales, ni todos hacen lo mismo. Ya lo vemos que no. El PP ahora, va a hacer culpable de su fracaso a la aparición de VOX y no dan muestras de que vayan hacer examen interno de aquello en lo que con tanto ahínco fallan, y con las falta que les hace. En la era del “coaching” en que vivimos ya deberían saber que sin reconocimiento de los errores no hay cambio posible, cosa que también enseñaba Jesús. Y con todo lo que han robado, a los españoles nos deben unas cuantas disculpas.
Como era previsible, todos los votos que se fueron a C´s cuando “que viene el coco” era Podemos ahora que el coco es Vox, volvían a C´s. Si además Vox amenazaba con llevarse otra buena porción de los votantes del PP, ¿no habría sido más sabio ser humilde de verdad y buscar el consenso?
Por ultimo, otro error básico que hizo Casado es finalizar un minuto de oro diciendo “no os voy a defraudar”. Lo primero por emplear una negación en vez de algo positivo como palanca movilizante, y lo segundo por escoger un contenido semántico tan nefasto como la palabra “defraudar”, porque la atención de su máxima recae sobre el concepto “fraude”.
Dicho esto, ustedes pueden entender cómo es posible que le medio que me entrevistó pusiera como titular que Casado fue el más creíble de todos según mis declaraciones ¿…?!!!
PABLO IGLESIAS
Algo que me llamó la atención es que durante buena parte del primer debate la cámara no le enfocara de frente como al resto. Al sacarle de lado y de lejos pierde muchísima fuerza comunicativa porque se pierde la conexión visual, y esto, no dependía de él, que obviamente sí estaba mirando a una cámara.
Razón y acción. Si hay algo por lo que destaca Pablo Iglesias, es por su capacidad de conectar con las ideas y desarrollar un discurso argumentado hasta el último detalle, pero en este debate Pablo Iglesias destacó por mas cosas, destacó por su moderación, por un tono suave y sereno, por su capacidad de escucha, por saber ocupar su sitio y por respetar los tiempos.
A diferencia de sus adversarios no cayó en la interrupción ni en el insulto, demostrando que otra forma de debatir es posible y prevaleciendo un estilo informativo armónico y respetuoso sobre el efectista y acalorado, y en este sentido Pablo Iglesias sí supo ser muy concreto, aportando puntos claros sobre su programa. Otra cosa que hizo muy bien fue mostrar firmeza en el modo que supo apuntarse sus tantos como por ejemplo hizo con la subida del salario mínimo a 900€ cuando Sanchez trató de hacerlo suyo.
Esta muestra de moderación y templanza a la par que firmeza no le hace el mejor, ni el ganador, porque no se trata de esto, pero sí son cualidades que le han otorgado reconocimiento por analistas de diferentes ideologías, lo cual es algo insólito, y destaca aún más la importancia de estas cualidades a la hora de comunicar. Y es que lo más importante que ha conseguido con ello, es que ha elevado el discurso, con más respeto, con más escucha y sin necesidad de interrumpir e insultar. Una nueva forma de debatir. El debate sin combate. La información sin espectáculo mediático ni carnicería dialéctica. Pablo Iglesias en vez de atacar, desmentir y devaluar, dijo verdades como templos. Acertó con el estilo y acertó con el tono suave y tranquilo. Lo cual no siempre fue así, todos conocemos otro Pablo. Se mejoró a sí mismo.
¿Y el boli? La comunicación no verbal ni es una ciencia ni es exacta, así que todos ustedes tendrán una percepción diferente y sobre todo muy subjetiva, de lo que significa el boli, pero por favor, no vayan aplicando que denota “seguridad" o “inseguridad” a cualquier cosa ¡como ha hecho la redactora de mi entrevista! entre comillas y ¡en mi nombre! como si lo hubiera dicho yo.
Coger un boli en las manos no denota inseguridad. Si la persona es insegura significa inseguridad y si no no, es decir que nada tiene que ver con el boli, si no con la persona.
Por supuesto no se aconseja coger un boli para hablar porque lo que tengamos en la mano es una amplificador de todo lo que puede salir mal, la capucha que se dispara, el botón del boli que apretamos una y otra vez, los nervios que nos hacen dar vuelta al boli, etc.. además las manos deben estar libres en la medida de lo posible para acompañar el discurso con soltura. ¿Entonces? ¿ Por qué Iglesias no suelta el boli? Pues por lo mismo que no se pone un traje o una corbata, es parte de su imagen y de su identidad. Iglesias es un pensador en primera linea, un profesor que ha tenido el boli o la tiza en la mano durante toda sus vida, el boli forma parte de su identidad, si fuera una prolongación de su cuerpo el boli sería la conexión con sus ideas, el medio entre lo que piensa y la palabra, entre la razón y la acción. Pablo iglesias es un líder ideológico, destaca por su uso de la razón y conocimiento histórico, y todo esto es muy lineal y muy en línea con el boli. Por esto y porque hay cuestiones de imagen y de discurso en las que no se va a dejar asesorar y que además no son tan importantes. Habilidad tiene, por otra parte, al coger el boli, que no se le escapa, y eso que sus manos a menudo forman un cuenco hacia arriba, mostrando las palmas y dando la parte blanda o anterior de los antebrazos, lo cual está muy en coherencia con su discurso donde continuamente pone a las personas en primer lugar.
Mostrar la parte anterior de los brazos y palmas, con las manos en cuenco significa la actitud de estar al servicio y la capacidad de consenso, y este fue un gesto que predominó en sus intervenciones.
PEDRO SÁNCHEZ
Y ahora Sánchez, ya solo nos queda el cuarto jinete del Apocalipsis, ¡vamos! Pues bueno Sánchez, no estaba en su elemento, no era él, parecía más Rajoy que sí mismo. Este hombre al que su propia gente le cortó la cabeza, se hizo un dominio, qué risa, y se cogió un coche y se fue de gira por España, en solitario, de campaña, regresó y veni, vidi vici, se instaló durante 10 meses en el poder, consiguiendo desbancar al PP mediante una moción de censura, y a quien ahora ya nadie puede decir que fue sin el voto de los españoles, porque ha conseguido nada más y nada menos que 123 escaños, y no sin mérito, con mucho, mucho, mucho mérito, sobretodo con mérito, te guste o no te guste, te pongas como te pongas, Sánchez, Mr. Handsome, Pedro el Guapo, tiene planta, tiene percha y tiene mérito.
Y que ¿cómo lo hizo? pues bueno… hacer, hacer… no hizo gran cosa, ¿no? estar, pasar y continuar. Con manos a la espalda, mejor resistir que embestir, así comenzaba el debate decisivo. Sobrevivir al combate, fue su leitmotiv corporal y verbal, que tampoco fue tan duro por otra parte. Y salvo la acusación de pactar con los independentistas que defendió a capa y espada con toda rotundidad y, sorprendentemente, sin ningún atisbo de incoherencia, lo cual demuestra lo preparado que se tenía ese “no", y que sí es posible mostrar un lenguaje corporal coherente con lo contrario de lo que se dice, por lo demás no se esforzó gran cosa en nada más. Estaba pasota. No confrontaba, no interrumpía, apenas insultaba, no era él. Será que no estaba de delantero, sino de guardameta, a parar los goles que le pudieran marcar, y en este sentido no lo hizo ni bien ni mal, estuvo en su sitio, que es bastante. Y ahí está de nuevo, todo un campeón. ¡Qué agallas!
Todos sabemos que los medios manipulan y tergiversan, y que cuando colaboras con un medio te expones a que den un sentido diferente a tus palabras. Pero ¿hasta qué punto se pueden tomar la licencia de citar cosas que no has dicho? Visto lo visto, nunca más dejaré que otra persona escriba nada en mi nombre. Encantada de colaborar, pero mis artículos los escribo yo.
Nuria Moreno
Asesora de Comunicación