Todo en la Reina de Holanda, desde cómo sonríe, cómo se mueve o cómo se viste, irradia vida.
¿Puede todo esto tener algún matiz negativo para una reina?
En el pasado se enseñaba a la realeza a contener la emoción como si la inexpresividad fuera sinónimo de persona seria, sobria y fidedigna. Hoy en día, la seriedad crea frialdad y distancia.
Lo difícil no es ser frío, serio y distante sino todo lo contrario. Lo difícil es ser quién eres, lo difícil es quitarte el personaje y quedarte tú,. Y esto es algo que para la mayoría de la personas no resulta fácil. En esto radica la autenticidad.
A las personas nos gusta conocer a las personas y cuando se muestran cercanas, naturales, con una amplia sonrisa y sin nada que ocultar, esto tiene un efecto muy positivo.
La reina de Holanda gusta por su naturalidad, por su vitalidad y por su autenticidad.
En comunicación no verbal decimos que emoción es igual a movimiento y podemos estudiar la emotividad, empatía y capacidad afectividad de una persona por su forma de moverse. Todo esto expresa nuestra naturaleza, cómo es de importante para nosotros la necesidad de pertenecer, generar vínculo y cuidar a los otros.
Cuando en el movimiento no hay nada sobredimensionado, la persona es emocionalmente estable, si además conecta con la mirada, sonríe con naturalidad y se mueve con soltura, la persona tiene una gran capacidad empática, como es el caso de Máxima de Holanda, y todo esto solo habla bien de ella.
La emoción es también el canal por donde se puede ver la vulnerabilidad e incluso el desequilibrio de una persona. Por este motivo, contener el movimiento puede ser aconsejable según en qué circunstancias. La Reina de Holanda nos muera con su naturalidad que lejos de ocultar ni reprimir nada, es una persona alegre, cálida y cercana que se acepta a sí misma y que se da tal y como es, y esto es lo que nos gusta de las personas y lo que las hace auténticas. Cuando hay poca distancia entre el personaje social y la persona real. Que Máxima en su calidad de Reina, sea expresiva, que no reprima sus emociones y que no siga los cánones de los antiguos protocolos, la hace accesible y muestra que es una mujer muy segura de sí misma con mucho que aportar y poco que guardar.
Cercanía, relajación, naturalidad y expresividad son elementos comunicativos muy positivos. Sus contrarios, tensión, rigidez, distancia, contención e inexpresividad, son negativos. Los primeros generan conexión y calidez; los segundos, frialdad y distancia.
Desde el punto de vista funcional, realmente no hay buenos ni malos, sirven a fines distintos, pero desde el punto de vista de lo que predomina a nivel de la personalidad, sí.
Tener una personalidad preferentemente cercana, alegre y comunicativa, lo considero algo muy positivo, también para una reina, claro.
Puedes leer el artículo sobre la Reina Máxima de Holanda publicado en Vanityfair por SILVIA CRUZ LAPEÑA aquí: https://www.revistavanityfair.es/realeza/articulos/perfeccionista-espontanea-y-ambiciosa-asi-enamoro-maxima-a-los-holandeses-y-a-su-suegra/49867