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Miguel Bosé y su dudosa estrategia para limpiar su imagen: hablan los expertos

UNA ENTREVISTA POLÉMICA


Si su entrevista era una estrategia para limpiar su imagen, no parece haber sido la más adecuada si juzgamos las posteriores reacciones a la misma.


18/04/2021 - 05:00





Miguel Bosé vivió años dorados durante décadas. Como ídolo musical que ha contado siempre con una gran legión de fans, logró ganarse el respeto profesional de la industria y el público a través de un talento genuino, una presencia imponente que también lo convirtió en sex symbol y una fuerte personalidad.


Poco amigo de hablar sobre su vida privada, su hermetismo en este sentido también alimentó el misterio que suele acompañar a los que cruzan la línea que separa al famoso del mito.


Los medios de comunicación no siempre se portaron bien con él, algo que le hizo desarrollar una actitud defensiva en muchas ocasiones. Pero incluso sus salidas de tono ante según qué preguntas eran tomadas, para muchos, como una excentricidad más, extensible de ese fuerte carácter y que se le permitió entre sus más fieles seguidores.


Toda esa connivencia con la peculiar manera de ser de Bosé ha ido desapareciendo en los últimos meses. Varios episodios desencadenados de manera muy seguida han ensuciado la imagen del cantante. Su postura judicial contra su expareja, Nacho Palau, y la guerra por la custodia de sus hijos biológicos no ha sido comprendida por aquellos que creen que el bienestar de los menores debe estar por encima del de los adultos. Pero, sin duda, su postura negacionista ante la pandemia es lo que más factura le ha pasado a la hora de recibir críticas.


Tras cinco años de silencio y tras estos meses en los que Bosé ha sido atacado con dureza, ahora ha decidido hablar en una entrevista concedida a Jordi Évole en La Sexta que ha generado mucha expectación y polémica por lo que en ella ha contado. La primera parte de esta entrevista fue emitida el domingo pasado. Este 18 de abril llegará la segunda parte.

Una confesión de adicción a las drogas durante 20 años, sus problemas de voz, críticas a su expareja y, sobre todo, una reafirmación en sus ideas negacionistas ante la pandemia han generado gran revuelo.


¿Cuál era la pretensión de Miguel Bosé al conceder esta entrevista? ¿Quería explicarse con tranquilidad y sin estar en medio del bombardeo crítico y del ruido de las redes sociales? ¿Pretendía limpiar su imagen aclarando todo lo que se ha dicho sobre él? ¿Pensó que mostrar una parte de su vida y de sus sentimientos más íntimos le haría resultar más cercano de lo que tiene a todos acostumbrados y que eso jugaría a su favor?


“Le han ridiculizado y ha habido mucho meme y burla. Yo creo que está de vuelta, lleva muchos años de vuelta y tiene una gran capacidad para que no le importe prácticamente nada el qué dirán", aseguró Jordi Évole. Quizás esta sea la clave para entender la previsible negativa repercusión que han tenido las palabras de Miguel. Si su entrevista era una estrategia para limpiar su imagen, no parece haber sido la más adecuada si juzgamos las posteriores reacciones a la misma.


¿En qué le ha beneficiado y en qué le ha perjudicado a Miguel Bosé esta exposición pública con Jordi Évole? En Vanitatis nos hemos puesto en contacto con varios expertos en comunicación para que nos den su punto de vista.


José Luis Martín Ovejero es experto en oratoria y en comunicación no verbal. En su opinión, Miguel Bosé en su entrevista “lo que es sorprender, ha sorprendido poco a la gente, dado que ya sabíamos su punto de vista sobre todo en el tema del coronavirus, así como de la existencia de los excesos que podía haber tenido en el pasado, como él mismo comenta, con el tema de las drogas, de lo cual ya se había oído algo. Pero sobre todo en el tema del coronavirus, que fue el primer personaje público que lo comentó y cuya posición tenía muy clara. Yo creo que el motivo que le ha llevado a conceder esta entrevista ha sido el de querer abrir una puerta al mundo y mostrar sus argumentos y mostrar su vida, cómo ha sido su pasado y cómo ha llegado a su presente. Con lo cual yo creo que él sí consideró que le beneficiaba hacer la entrevista y que perjudicarle más de lo que ya estaba perjudicado, por la idea preconcebida que podíamos tener todos, no podía perjudicarle más".


"Personalmente no creo que le haya perjudicado más, pero tampoco creo que haya salido airoso ni que haya logrado convencer a todo el mundo. Toca puntos en donde las opiniones de los ciudadanos están muy polarizadas. Los negacionistas tienen una referencia en él. Los que creen en la existencia del virus, claramente, no. Creo que la entrevista ni le ha beneficiado mucho ni le ha perjudicado mucho. Sí creo que él si pretendía beneficiarse de esta entrevista, para que fuera un escaparate de él y sobre todo de sus opiniones”.


Nuria Moreno es asesora de comunicación y experta en comunicación no verbal. Entre sus clientes, asesora a directivos de grandes multinacionales pero también entrena a particulares de todos los sectores y edades para mejorar sus habilidades de comunicación.


Nuria destaca dos características en la manera de comunicar de Bosé, como son la fuerza y la sinceridad, dos cualidades que en un principio pueden ser positivas: “En su mirada, fija e intensa, al igual que en su mandíbula, a menudo apretada, muestra su gusto por lo intenso, lo pulsional y lo pasional, como si fuera esto sinónimo de auténtico. En 'Lo de Évole', Miguel Bosé nos cuenta con tanto ahínco como honestidad su postura negacionista ante el covid, así como aspectos tan íntimos y privados como su relación con las drogas, la sexualidad o el dinero. Y lo hace de frente, sí, pero en absoluto desenfadado. En su rostro podemos ver tensión, conflicto y enfado”.


Esas señales hacen ver a Nuria que a Bosé le importa y mucho ser respetado. “No le gustan las máscaras. Se destapa precisamente para mostrarnos que no le importa lo que digamos, pero sí le importa. La franqueza, la agresividad y la frontalidad con las que se expresa muestran con claridad su reclamo a ser respetado”.


Nuria Moreno señala el contraste entre esa ira contenida y el discurso pausado y reflexivo del protagonista. El contraste entre ambos puede inquietar e incomodar al espectador: “Su voz muestra reflexión. Brilla como orador por el uso de los silencios, y engancha. Miguel Bosé ya no canta, pero sigue siendo magnético. Su tono constante y pausado y la selección de las palabras que utiliza y los gestos que hace dejan entrever su lado introspectivo, pero da la sensación de que toda esta calma, claridad y confianza puede verse desbordada en cualquier momento por un ramalazo repentino y provocador, casi violento, diría yo. Inquieta, asusta y engancha”.


¿Sale perjudicado o vencedor en esta forma de comunicar? “Su franqueza da fuerza, su provocación engancha. Nos guste o no nos guste lo que dice, lo que hace o lo que piensa, Miguel Bosé sigue enganchando, así que... ¡provoca y gana! ¡Mediáticamente ha resultado! Otra cosa es lo que fue y lo que es. Me gustaría ver a otro Miguel Bosé. Personalmente me gusta su sinceridad y su valentía, y me disgusta, o más bien me desentona, su ira y su disparidad. Esto no favorece a su imagen. Pero quizás su imagen no esté por encima de su persona. Si solo pensara en su imagen, habría hablado y actuado muy distinto, pero creo que no es el caso. Su ira en estos momentos está algo por encima de su imagen. Le falta sosiego y paz”, aclara Nuria.


Guillermo Tena, experto en comunicación y marketing audiovisual, cree que haber escogido a un interlocutor como Évole es todo un acierto: “Respecto a la parte audiovisual creo que el mejor escaparate para una entrevista así en este momento es una entrevista con Jordi Évole, que es un gran periodista y tiene un programa seguido por muchísimas personas en este país. Esa exclusiva después de 5 años sin haber aparecido en pantalla creo que es el mejor escaparate, porque además es un programa de un periodismo audiovisual muy bueno. Évole sabe aguantar muy bien los silencios, sabe qué preguntar y qué no, sabe enlazar muy bien los temas”.

Tena cree que el cuidado de la imagen en el programa es fundamental y muy beneficioso: “Respecto a la edición, se trata muy bien la imagen, se tratan muy bien los planos de Miguel Bosé, la mayoría muy cerrados. La narrativa de la entrevista está muy cuidada”.


Desde el punto de vista de la comunicación y del marketing, Guillermo Tena piensa que “da igual el momento en el que Bosé conceda esta entrevista. Le van a llover palos igual. Hay dos puntos importantes: por un lado, creo que es un buen momento para hacer esto porque la gente ya se está vacunando, hay más optimismo en las calles y las empresas están empezando a moverse y a sacar proyectos adelante. Por otro lado, yo, que no soy seguidor de Bosé, pero me llega lo que ha estado diciendo en los últimos tiempos y que cuando habla sube el pan, creo que esta entrevista es una buena manera de salir a la palestra y lograr no sé si limpiar su imagen, pero sí sincerarse. Vemos a un Bosé que nos cuenta su vida, tanto para bien como para mal. A mí personalmente se me ha humanizado esa persona a la que tengo esclavizada por meterse siempre en todos los charcos. Creo que esta entrevista logra que nos demos cuenta de que hay un ser humano detrás que ha tenido una vida buena y mala. Lo de las drogas logra ese sentimiento de pena. Creo que esta primera parte es buena por eso, porque nos humaniza al personaje, nos lo acerca, te gusten o no sus opiniones”.


Sin embargo, Tena considera que la idea de haber dividido y emitido la entrevista en dos partes es un error. Si con los testimonios sobre su vida Bosé logra parecernos más cercano y humano, “todo eso puede cambiar en la segunda parte del reportaje”, comenta el experto en comunicación y marketing audiovisual. La segunda parte de la entrevista se centrará mucho más en la pandemia. “Desde el punto de vista de marketing y comunicación creo que deberían haberlo hecho todo en un mismo programa, de tal manera que solo viéndolo del tirón pueda tener ese efecto de humanización aunque diga burradas”, añade Tena.


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