Basta observar un solo minuto del debate de los candidatos a la Secretaría General del PSOE para saber quiénes son y cuáles sus políticas, qué van a hacer y qué no, y qué papel desempeña cada uno de ellos en esta izquierda en la cuerda floja. Una cosa está clara, obtendrán no lo que ellos creen que se merecen, sino exactamente lo que ofrecen, aunque sea lo mismo, pues solo recibimos de vuelta lo que emitimos y nuestros adeptos son aquellos que están en sincronía con la onda que lanzamos. Y ahora… ¡al tajo! Veamos qué uso hicieron estos tres candidatos de su primer minuto de gloria y cómo el resto del debate es una ampliación de la información que nos dan en este primer momento.
Susana Díaz: Esto es pan comío: yo y los míos...
En el caso de Susana no analizaremos un minuto, sino minuto y cuarto pues se pasó un buen tanto su exposición. Y diréis, ¿y esto es importante? Pues sí, y mucho. Y si no, que se lo digan a cualquier deportista de élite si los segundos cuentan. Estos señores son deportistas de élite en lo que a la oratoria y el arte de debatir se refiere, y si no lo son, deberían serlo. ¿Que nos está revelando este exceso? Pues exactamente eso, pérdida de tiempo, demasiadas palabras, falta de concreción. Si hay muchas palabras, no hay foco, los objetivos no están. Susana pierde el tiempo ella y nos hace perder el tiempo a los demás. Objetivamente hablando desaprovechó este minuto de oro, que es fundamental para impactar. La capacidad de sintetizar en los niveles en los que nos estamos moviendo, es elemental, da fuerza al discurso y traslada el mensaje “voy a cumplir”. En el caso de Susana, no es solo que habló demasiado sino que es que además no dijo gran cosa, que es peor aún. Su discurso estuvo lleno de obviedades y lugares comunes. “Nuestro partido es grande” dijo, “es mucho mejor de lo que muchos dicen”, ¿ahaa…?, “Somos los que más años hemos tenido la confianza”, ¿y…? “los militantes libremente van a a elegir a su Secretario General”, ¡¡pues claro!!, “Al PSOE hay que saber quererlo y respetarlo”, ¡ay madre!… y también…. “Este debate nos diferencia…” No, perdona, Susana, este debate lo necesitáis como agua de mayo, nunca mejor dicho y más a escasos días de las primarias ¡y para colmo no lo has sabido aprovechar! Un minuto veinte lleno de obviedades donde el único mensaje que dio respecto a lo que se propone hacer fue este: presidir. “Asumiré en primera persona la responsabilidad” lo que no deja de ser clarividente, ¿no? Susana, por descontado, eso esperamos desde luego. Faltaría más. El mensaje de Susana se podría resumir en “yo, yo y yo, soy la líder, como ya lo sabéis” y es que iba dirigido a su club de fans. Era un discurso de ella para sí misma y para los suyos. ¿Y los españoles? La diversidad de los españoles no está. Es ella y los suyos.
No obstante, hay algo que me gusta mucho en la comunicación no verbal de Susana y que creo importante resaltar: su voz. Una voz clara que sale del corazón, nos habla de una persona que está en el sentir, que es franca y que tiene tacto. Susana vocaliza, y esto indica transparencia y claridad, va a decir lo que piensa. Su tono es fuerte pero no en exceso. Está dispuesta a exponerse y a darse. Cuando toque, dará la cara, no se va a esconder. Su calidez, su claridad y voz muestran que aunque sea firme no va a ser agresiva, no se va a pasar. Su ritmo es constante, no se altera ni se precipita. Va a tener mano izquierda de verdad. Va a decir las cosas graves e hirientes sí, pero con un punto de reposo y suavidad, y esto hace que efectivamente logre tener a su equipo como una piña y que su gente la apoye y la quiera. Y por eso, en este primer minuto se muestra empática, comprensiva, cercana. Susana habla de querer, de sentir, de compartir, y enfatiza el nosotros, el valor del grupo, la tribu, el equipo, que efectivamente, logra consolidar. Su preferencia innata cerebral es la emocional, su necesidad vital, la de sentir, pertenecer, gustar, y es desde aquí, desde donde unifica y consolida su partido. Susana logra conectar y emocionar. ¿Cuál es su déficit? El hacer, las manos no están. Susana da rodeos y no va al grano. No muestra sus manos al hablar, lo cual no es propio de una persona emocional. Apenas hay movimiento, está clavada, estática. Su discurso no sale del corazón, como su voz. Si bien tiene tacto, su discurso es sin embargo mental. Cuando estamos involucrados, las manos acompañan lo que decimos y dan coherencia y credibilidad a nuestro mensaje.
¿Que va a conseguir Susana? Mantener lo que ya tenía. Se queda como estaba. Normal. Tampoco se ha esforzado mucho más. ¿Y cómo va a ser su política? Pues como lo estamos viendo. Va a dar muchas vueltas, muchos rodeos, muchas palabras. En definitiva, va a necesitar el triple de tiempo que las cosas requieren cuando se va al grano.
Pedro Sánchez: ¡yo solo quiero destruir a Rajoy, ¡jopé!
Pedro Sánchez, lo tiene todo para ser un líder y es buen comunicador, pero si realmente quiere llegar a algún sitio, urge operar.
Comienza su discurso con una exagerada actitud de gracias y dando palmaditas a quien en breves momentos, como si no lo supiera aún, se las van a devolver, pero en formas mucho menos amables. ¿Para qué tantas gracias Pedro? ¿Es que no te has dado cuenta todavía que no están contigo, sino en tu contra? A continuación aborda todavía con buen talante, voz suave y amable tonalidad así como con una curiosa sonrisa, oye, curiosa por incoherente, más que nada, el tema de la abstención, su tema, su frustración, y como si no fuera poco, para más sufrimiento aún, continúa con toda una ristra de problemas que como el dice “azotan” España: fracturas de todo tipo, el mal, la precariedad, Cataluña y la corrupción, problemas muy generales, graves y extendidos, pero que por suerte tienen fácil solución, pues están localizados en una sola y única persona, Mariano Rajoy, a quien esta vez, mucho mas amablemente que otras veces denomina “la manzana podrida” para no salirse de su línea, la de las descalificaciones y los improperios, y para terminar por rematar yendo de lleno al fin último que le tortura y define las líneas de actuación de su política: acabar con Rajoy, la fuente de todo mal. Es sangrante… y él mismo se hace daño. Que no Pedro, que así no…
Sánchez, a diferencia de Susana, sí tiene foco. El problema es ¡¡qué foco!! En lo macro tiene un objetivo, su adversario, Rajoy, en lo micro, una compañera, Susana Díaz. ¿Y los españoles? ¿Qué quieres hacer por este país? Poniendo tu energía en estas dos guerras, ¿cómo quieres servirnos? Mientras te mantengas en esta línea, nos necesitas tú más a nosotros, que nosotros a ti. Has empleado tú minuto inicial para contarnos tus penas y tu lucha interna. ¡Buen comienzo! No se puede ser líder llorando. Enfado, tristeza, preocupación… Sánchez no logra salir de este bucle en el que se halla sumido clamando justicia, respeto y reconocimiento. Nos necesita, sí, pero para reponerse él mismo.
Enganchado a nivel personal en un afán que le empaña la visión y enturbia el discurso, bien a la ofensiva, bien a la defensiva, bien con la risita despreciativa, bien con la interrupción. Así no hay manera. Cuando viene un gol de verdad, el portero no está. Se lo cuelan con toda facilidad. Cuando Patxi López le pregunta qué es una nación, aquello sonó como a ver Pedrito, la tabla de multiplicar, y Pedrito coge y se la recita de carrerilla y sin protestar. Su liderazgo no es constructivo, ni propositivo, es deprimente. El caso es que Sánchez, pulgares arriba, se siente líder, y es que lo es. Es una pena, porque el potencial está. La planta, la postura, la imagen, la capacidad de concreción, la voz, la capacidad de conectar, el gusto por las personas, la cercanía, la afabilidad, la conexión con las ideas. Todo está, está todo, pero está todo mal, porque Pedro…se mira el ombligo, no está en lo que tiene que estar.
Patxi López: en cuerpo y alma…
Con ilusión en la voz y movimientos enérgicos de sus manos que enfatizan su vocación y compromiso por ponerse al servicio, Patxi López se dirigió como el mismo dijo “con ganas”, a todas vistas, con alegría, contagiando entusiasmo y vigor, a todos los interesados. Ya solo su tono ascendente, vivo, al contrario que el de Pedro Sánchez, dan muestras de la energía, el optimismo y las ganas de trabajar por y para este país a través de este partido al que quiere unir.
Arranca sus discurso con ambas manos colocando los micrófonos como quien coge el toro por los cuernos. Helo ahí. Sí señor. Manos que acompañarán gran parte del debate dando credibilidad a su discurso, pues es un signo de coherencia interna e involucración, y significa que mente y corazón están al unísono, razón por la que muy contenta le compro su slogan, “con cuerpo y alma”. Es verdad.
Patxi, fue el único candidato de los tres que supo aprovechar bien este minuto, que dio claves concretas importantes y creíbles, y que tuvo clara su función en todo momento, las de unir y poner foco. Y así fue, Patxi López, se pasó el debate, llevando a los alumnos al redil cada vez que se iban por las ramas, la una, o por donde no era, el otro, que no fueron pocas. Y él sí paró goles y también los colocó, como cuando Pedro le intenta abarcar diciendo que su propuesta cabe dentro de la suya y Patxi le contesta irónicamente, “me parece muy bien Pedro, que si no tenías ideas cogieras las mías, las de mi candidatura”.
Mediador, árbitro, profesor, estos fueron sus roles, y el PSOE le necesita, cuanto menos en esta función.
Si bien le felicito, cuidado, que tiene Patxi un retintín, tanto en las manos como en la voz, que nos avisa, como diciendo, cuidado que me exaspero, que la paciencia se me va. Sus manos por encima de lo normal, bien a la altura de la cabeza o cuanto menos por encima del tronco, muestran superioridad, ¡cómo no tenerla! En este caso no es de extrañar, desempeña un papel superior a la de sus compañeros, el de poner orden entre ellos desde una mayor claridad mental y energética, las que dan el tener una visión superior, el sí que no pierde el foco, y desde aquí, sí se puede liderar. Eso sí, puede que se acelere, que se precipite, y quizás incluso algo más, pues ahí hay algo que se le va… por momentos se le va el tono, por momentos se le va la paz… pero sus gestos en general, sus manos en cuenco, sus dedos abiertos, y sus palmas, son de dar, de sostener, de aportar. Bravo Patxi, puede que salves este partido a la deriva, o por lo menos que logres darle una coherencia y un rumbo. ¡Mucho ánimo!